Escucharla. La naturaleza -y toda la vida que contiene- toma decisiones cotidianas sobre las que el ser humano no tiene control. Aprender a escuchar a la naturaleza de la que formamos parte y respetar esas decisiones es imprescindible para el equilibrio y para la subsistencia de la especie. Al igual que nadie “otorga” derechos humanos a un ser humano –son consustanciales a su existir-, ningún estamento estatal o comunitario puede asignar o reconocer los derechos de la Naturaleza, que le son consustanciales.