Isabel apoya todos los procesos que aporten a la resolución de los conflictos armados pero también constata que la vida se ha vuelto insoportable en buena parte de los territorios del país, con o sin Acuerdos de Paz. De hecho, cada día son más frecuentes los estallidos sociales fruto de las condiciones amenazantes en las que viven las comunidades. La falta de oportunidades, la degradación ambiental y la constante violencia socio-política están en riesgo la permanencia en el territorio físico y cultural.
La violencia político-social es la matriz del poder en Colombia. No se trata sólo de los enfrentamientos entre el establecimiento y los grupos insurgentes, ni de la presencia abrumadora del paramilitarismo en sus múltiples expresiones. Se trata de una forma de articular la sociedad en la que los conflictos y las tensiones (económicas, políticas, raciales, de género…) se resuelven siempre desde una matriz de violencia. Por esa razón, los acuerdos de paz, imprescindibles para rebajar algunos aspectos de la violencia en caso de ser cumplidos, son sólo uno de los elementos para deconstruir las lógicas de violencia de Colombia.