El territorio tienen dos dimensiones, una física, pero otra es político-cultural. La apropiación, gestión y sostenimiento del territorio no siempre ocurre, a pesar de que habitemos en él. Es decir, si no hay una gestión real y efectiva por parte de las comunidades de los territorios los podemos perder aunque estemos en ellos; podemos perder a Colombia aunque vivamos en ella.
Al hablar de territorios pensamos en unidades de espacio en las que habitan comunidades concretas con capacidad de gestión sobre los mismos. Eso significa que una vereda, una cuenca hidrográfica, una montaña, un barrio urbano o una isla son territorios en todas las dimensiones y, al igual que los animales y la fauna ejercen el poder sobre los ecosistemas, son las comunidades las que deben ejercer el poder en la gestión de los equilibrios sistémicos necesarios para la vida que merece la pena ser vivida.